Esta vez el policía que no toma prisioneros realmente está en el lugar y en el momento equivocado, después de viajar a Moscú para ayudar a su distanciado hijo Jack. Con el hampa rusa detrás de él y luchando contra una cuenta regresiva a la guerra, los dos McClane descubren que sus métodos opuestos los convierten en héroes imparables.